(...) Los verás por la calle al caminar, en el metro, en el trabajo, en tu familia incluso es posible que tú seas un ángel. Los ángeles no son como la gente piensa, figuras casi desnudas, con alas y con cuerpo de niño y rubios. Al igual que otras muchas cosas, a los ángeles nos han puesto ese icono. Si por algo se distingue un ángel es por su personalidad. Si pudieras ver dentro de él, desborda amor hacia los demás, respeto, compasión, esperanza. Un ángel posee muchas cualidades entre ellas el ver el interior de las personas con tan solo mirarte a los ojos. De ese modo un ángel descubrirá si eres una buena o una mala persona. Por eso, cuando hablamos miramos a los ojos.
¡Ay, Amigo! cuantas cosas te faltan por aprender.
La visión que los humanos tenéis de los ángeles, para aquellos que se han parado a pensarlo, es de un ser superior, cuando es de hombres de lo que estamos hablando. Hombres que por lo general son buenos. También hay ángeles que han decidido utilizar su poder para su propio beneficio, olvidándose de todo lo demás. Un ángel se forja a sí mismo desde la niñez. Desde los primeros años de su vida, se va componiendo su carácter, escucha su voz interior y decide qué camino ha de tomar. Lo mejor de todo es que esto se hace sin pensar. Sin darte cuenta estás ahí, y miras hacia atrás y ves lo ciego que has estado durante muchos años.
Lo peor de todo esto es que la tierra está llena de ángeles que ni siquiera saben que lo son. Se miran al espejo cada mañana y no se reconocen. Hay una voz que les habla, pero no la quieren escuchar. Notan cosas en los demás pero no les dan importancia. No desarrollan sus poderes y no se dan cuenta de cual es su misión aquí en la tierra. Otros sí saben lo que hacen y el porqué, aunque no tienen conciencia de que en realidad son ángeles.
Lo mismo pasa con los "ángeles negros" los perdidos. Ellos se dan cuenta de que pueden ejercer un poder sobre los demás humanos y no dudan en utilizarlo para su propio provecho. De hecho es el camino más fácil. Simplemente hay que dejarse llevar, sin poner control, sobre los deseos más bajos y más instintivos. Así comienzan un camino sin retorno hacia la maldad.
Pero no nos detengamos aquí, aún nos queda un largo camino y te quedan muchas cosas por aprender...
miércoles, 18 de julio de 2007
miércoles, 11 de julio de 2007
Episodio I
Se escuchó un fuerte estruendo que removió los cielos y la tierra. En aquel momento nos despertamos todos mientras nos estremecimos al saber que aquello solo podía significar una cosa: El principio del fin había llegado.
Con presteza, le comenté a Gabriel que diera el aviso a todos. Nuestro heraldo era el más rápido y el más apropiado para intentar que todos estuvieran preparados para lo que se acontecía. Se escuchó otro estruendo lejano. Mis hermanos y hermanas tenían una expresión en la cara que sólo se podría definir como de pánico. Sabíamos que iba a ocurrir, pero no esperábamos que fuera tan pronto. Es cierto que hacía mucho tiempo que los hombres habían perdido la esperanza. Es muy cierto que toda la oscuridad se había cernido sobre ellos y fue tan poco a poco que ni siquiera se habían dado cuenta ni se habían preparado para ello. Aquellos hombres no se dieron cuenta de que aquel mal había ido calando en los corazones, hasta dejarlos prácticamente inertes. Se había apoderado de los buenos sentimientos, se había alimentado de las esperanzas, se había nutrido de las furias que se tenían entre ellos y se hacía fuerte cada día que pasaba. Alguno de los nuestros intentó en vano hacerles entrar en razón pero la codicia de los hombres era tan grande que habían dejado de escucharnos, nuestras voces habían dejado de calar los corazones y las conciencias de los hombres buenos, que interpretaban únicamente como pensamientos fugaces. El juicio de los hombres acabó perdiéndose entre falsas creencias y errores constantes. El amor, que un día hizo que la tierra creciera y fuera próspera dejó paso a la indiferencia, a la desazón, a la incomprensión, a la intolerancia...
Todo aquello ahora carecía de sentido ahora. Había llegado el momento y nos preparábamos para enfrentarnos a lo que tanto temíamos. Un terror sin forma, un mal que sentíamos que venía hacia nosotros, una venganza envuelta en odio por aquel destierro. Yo estaba preparado, al igual que mis hermanos, pero no por ello dejaba de tener miedo, pues de él también se alimentaba nuestro enemigo. Pero dentro de mi crecía un coraje indescriptible, una esperanza inabarcable y un honor que nos hacía grandes, también crecía dentro de nosotros.
- ¡¡Preparaos!! -
Salimos fuera del templo y miramos a los cielos, ahora cubiertos por unas nubes de color rojizo que mostraban una tormenta inminente. Empuñábamos nuestras armas y un escalofrío recorrió nuestros cuerpos al ver emerger a cuatro figuras en el horizonte. No cabía ninguna duda. Era el momento señalado...
Con presteza, le comenté a Gabriel que diera el aviso a todos. Nuestro heraldo era el más rápido y el más apropiado para intentar que todos estuvieran preparados para lo que se acontecía. Se escuchó otro estruendo lejano. Mis hermanos y hermanas tenían una expresión en la cara que sólo se podría definir como de pánico. Sabíamos que iba a ocurrir, pero no esperábamos que fuera tan pronto. Es cierto que hacía mucho tiempo que los hombres habían perdido la esperanza. Es muy cierto que toda la oscuridad se había cernido sobre ellos y fue tan poco a poco que ni siquiera se habían dado cuenta ni se habían preparado para ello. Aquellos hombres no se dieron cuenta de que aquel mal había ido calando en los corazones, hasta dejarlos prácticamente inertes. Se había apoderado de los buenos sentimientos, se había alimentado de las esperanzas, se había nutrido de las furias que se tenían entre ellos y se hacía fuerte cada día que pasaba. Alguno de los nuestros intentó en vano hacerles entrar en razón pero la codicia de los hombres era tan grande que habían dejado de escucharnos, nuestras voces habían dejado de calar los corazones y las conciencias de los hombres buenos, que interpretaban únicamente como pensamientos fugaces. El juicio de los hombres acabó perdiéndose entre falsas creencias y errores constantes. El amor, que un día hizo que la tierra creciera y fuera próspera dejó paso a la indiferencia, a la desazón, a la incomprensión, a la intolerancia...
Todo aquello ahora carecía de sentido ahora. Había llegado el momento y nos preparábamos para enfrentarnos a lo que tanto temíamos. Un terror sin forma, un mal que sentíamos que venía hacia nosotros, una venganza envuelta en odio por aquel destierro. Yo estaba preparado, al igual que mis hermanos, pero no por ello dejaba de tener miedo, pues de él también se alimentaba nuestro enemigo. Pero dentro de mi crecía un coraje indescriptible, una esperanza inabarcable y un honor que nos hacía grandes, también crecía dentro de nosotros.
- ¡¡Preparaos!! -
Salimos fuera del templo y miramos a los cielos, ahora cubiertos por unas nubes de color rojizo que mostraban una tormenta inminente. Empuñábamos nuestras armas y un escalofrío recorrió nuestros cuerpos al ver emerger a cuatro figuras en el horizonte. No cabía ninguna duda. Era el momento señalado...
sábado, 30 de junio de 2007
El Inicio del Arcángel Miguel
Cómo Comenzó Todo
Cuentan las sagradas escrituras que el Arcángel Miguel, el general de los ejércitos del cielo, fue el encargado de enviar al infierno a todos los ángeles malignos, Lucifer incluido.El Apocalipsis habla de una batalla terrible en los cielos "Hubo un gran combate en los cielos. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya lugar en el Cielo para ellos. Y fue arrojado el Dragón, la Serpiente antigua, el llamada Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él."
A mí, que en ocasiones he tenido sueños relacionados con estos desastres apocalípticos, se me ha encomendado la misión de trasmitiros mis pensamientos,. para que así podáis reflexionar y tener otra visión distinta de la sociedad según mi propio conocimiento. Con esto no procuro decir que sea mejor ni peor, es simplemente mi forma de ver las cosas. A unos os gustará y a otros, os pasará desapercibida. Mi único interés es darla a conocer. Siempre me he sentido un poco como este Arcángel San Miguel, dentro de los defensores del bien, alguien que no sólo se limita a distinguir el bien del mal, sino que además, lo hace prevalecer.
Gracias a todos los que lleguéis a leer mis opiniones que tratarán de ser entretenidas a la par que didácticas.
A mí, que en ocasiones he tenido sueños relacionados con estos desastres apocalípticos, se me ha encomendado la misión de trasmitiros mis pensamientos,. para que así podáis reflexionar y tener otra visión distinta de la sociedad según mi propio conocimiento. Con esto no procuro decir que sea mejor ni peor, es simplemente mi forma de ver las cosas. A unos os gustará y a otros, os pasará desapercibida. Mi único interés es darla a conocer. Siempre me he sentido un poco como este Arcángel San Miguel, dentro de los defensores del bien, alguien que no sólo se limita a distinguir el bien del mal, sino que además, lo hace prevalecer.
Gracias a todos los que lleguéis a leer mis opiniones que tratarán de ser entretenidas a la par que didácticas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)